TURISMO EN EL ESPACIO!!!
El exitoso viaje a la estratósfera de una nave financiada por capitales
privados abrió un mercado en el que ya invierten varias empresas. Desde el año
próximo, cualquiera podrá recorrer la órbita terrestre por 100 mil dólares pero
en 2010, el pasaje costará sólo 10 mil. Además, se ofrecen paquetes con
entrenamiento y descanso en países “exóticos”
Un bus espacial ya hizo su viaje inaugural y convirtió el cielo suborbital en un
destino turístico más que fascinante. El exitoso aterrizaje de la primera nave
privada que llegó hasta la estratósfera comprobó que los viajes al espacio serán
posibles e, incluso, accesibles económicamente en los próximos años. Las
inversiones, los programas, las ideas y los interesados son tantos que algunas
empresas ya hablan de ofrecer paquetes que incluyen varias semanas de
entrenamiento en las bases más importantes del mundo, siete días de vuelo y unas
vacaciones, para recuperarse, en los lugares más exóticos del planeta.
La idea de desarrollar el turismo en el espacio surgió cuando el millonario Dennis Tito pagó 20 millones de dólares para salir del planeta. El viaje lo realizó en un cohete llamado Soyuz, en el que viajaban astronautas estadounidenses y rusos, y pasó una semana en la estación espacial. Una veintena de empresas ya había comenzado a realizar estudios de mercado donde comprobaron que, a un precio razonable –aunque siempre millonario, por ahora–, la demanda existía. Fue entonces cuando varias compañías se asociaron con experimentados astronautas, ingenieros y aficionados, y comenzaron a trabajar en este campo que, hasta ese momento, era inherente a los gobiernos de los países más importantes.
La idea de desarrollar el turismo en el espacio surgió cuando el millonario Dennis Tito pagó 20 millones de dólares para salir del planeta. El viaje lo realizó en un cohete llamado Soyuz, en el que viajaban astronautas estadounidenses y rusos, y pasó una semana en la estación espacial. Una veintena de empresas ya había comenzado a realizar estudios de mercado donde comprobaron que, a un precio razonable –aunque siempre millonario, por ahora–, la demanda existía. Fue entonces cuando varias compañías se asociaron con experimentados astronautas, ingenieros y aficionados, y comenzaron a trabajar en este campo que, hasta ese momento, era inherente a los gobiernos de los países más importantes.
El primer paso fue el más difícil y el que demandaba más tiempo: la construcción de una nave, mucho más pequeña y sofisticada que el cohete convencional, que pudiera brindar la seguridad necesaria a los que viajaran adentro. Cabe destacar que la cantidad de accidentes, despegues frustrados, aterrizajes forzosos y explosiones que se registraron en la historia de la astronáutica cohíbe hasta al más aventurero de los excéntricos. De esta manera, este año –y después de cinco años de diseño y construcción–, la empresa Scaled Composites terminó la nave SpaceShipOne, que fue hecha especialmente para reducir los riesgos de lanzamiento y de regreso a la Tierra. Ésta pesa dos toneladas, está decorada con estrellas azules, funciona con un combustible de caucho y óxido nitroso, y tiene la capacidad de replegar sus alerones para reducir la resistencia del aire y evitar cualquier tipo de accidente.
Su efectividad quedó demostrada el lunes 21 de junio pasado, cuando hizo su viaje inaugural –de una hora y media aproximadamente– desde el aeropuerto espacial de Movaje, California, hasta la estratósfera, el límite del espacio exterior. Allí permaneció tres minutos y luego comenzó el descenso en forma de planeador para suavizar el aterrizaje. El despegue se realizó con el acoplamiento del avión nodriza, llamado White Knight, que lo levantó hasta unos 15,2 kilómetros de altura y luego se soltó.
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